La metalmecánica local tiene 40% de su capacidad ociosa
La caída de la actividad se profundizó en el último trimestre con la suba de las tasas de interés.
22 de Diciembre de 208

El sector de la metalmecánica de Mendoza tiene 40% de su capacidad ociosa. El bajo nivel de actividad es resultado de seis años de retracción, pero fue en el último trimestre de este año cuando se profundizó la crisis. Según los empresarios del rubro, en encarecimiento de financiamiento es la principal trabaja para el crecimiento, mientras que el mercado externo ofrece las mejores oportunidades de recuperación. 

Julio Totero, vicepresidente de Asinmet (Asociación de Industriales Metalúrgicos de Mendoza), planteó que en 2012 tenían un 85% de capacidad instalada ocupada, pero en ese momento inició un proceso de retracción en el nivel de actividad del sector que se mantuvo hasta hoy. “A partir de ese momento la actividad comenzó a decaer.

Nuestra mayor preocupación es que en el último trimestre la caída ha sido muy fuerte. Hoy estamos por debajo del 60% de uso de la capacidad instalada”, señaló.

Totero, quien además de presidir Asinmet es titular de Surtécnica S.A, resaltó que los costos fijos siguen subiendo, lo que genera un fuerte endeudamiento de las empresas, tanto financiero como tributario. “En la medida en que no exista alguna salida a esta situación, creo que en los próximos meses las Pymes van a tener serios problemas para seguir sosteniendo su actividad productiva”, lanzó.  

En cuanto a las causas de este proceso, explicó que les afectó mucho la paridad cambiaria, que se retrasó de modo excesivo y se tradujo en una pérdida de competitividad. La situación se tornó más compleja con la llegada de los productos importados, ya que les resulta difícil competir con China, que tiene costos laborales muy bajos, o los países europeos, que tienen tasas de interés sumamente accesibles.


“Nuestra competitividad se ve resentida por tasas del 60% y costos tributarios que están por encima del 50% para una Pyme. Todas estas cuestiones nos fueron haciendo perder posicionamiento dentro y fuera del país”, manifestó Totero. En este sentido, detalló que la metalmecánica siempre tuvo una fuerte presencia en las exportaciones a otros países de América Latina, que se fue reduciendo a partir de 2012.


Los rubros más golpeados

Rubén Caparotta, de Artrans, aclaró que el 40% de capacidad ociosa es un promedio, pero no todos los sectores de la metalmecánica se ven impactados del mismo modo.

Así, ilustró que la actividad ha caído mucho para quienes se dedican a la fabricación de maquinarias o implementos para las bodegas y la agroindustria. Algo similar ha ocurrido con quienes están ligados a la construcción. “En estos rubros, hay empresas que están al borde de la quiebra”, aseguró. 

En su caso particular (Artrans fabrica transformadores), el contexto los ha beneficiado. Tal es así, que en el segundo semestre de 2018 duplicado sus exportaciones en comparación con la primera mitad del año y han ganado algunas licitaciones de energías renovables en diversas partes del país. 

 De todos modos, si  bien está desarrollando proyectos e incluso está terminando de armar un nuevo laboratorio con equipamiento de última generación, Caparotta indicó que resulta complejo obtener financiamiento, por lo que hay trabajos que no puede tomar. “El viernes pasado pedimos un descubierto en el Banco Nación y la tasa es del 85%. Para capital de trabajo, el interés es de 72%, más 2% de sellado provincial. Esas cosas nos frenan”, lamentó.

Además, expresó el industrial, “las empresas y gobiernos provinciales no cumplen con los plazos de pago y, como sólo se obtienen trabajos a precios bajos, tienen poco margen para afrontar esa demora, cuando no se puede acudir a los bancos”. 

Y agregó que la burocracia también los perjudica, ya que deben obtener autorización de Vialidad Nacional para que circule el camión con carretón que les permite llevar los transformadores de 90 toneladas y esta habilitación puede demorar entre 15 y 20 días, cuando el costo de tener estacionado ese vehículo es de tres mil dólares diarios.

Más preocupante aún es la situación descripta por Juan Pablo Solís, de Solís SA, una empresa dedicada a la fabricación y montaje de naves industriales, puente grúas y edificios de pisos múltiples. El empresario explicó que su actividad, que se vincula directamente a la construcción, está funcionando al 50%, después de un 2017 en el que el ritmo de trabajo llegó al 70%. 

Esta semana se realizó la presentación del clúster energético provincial en la sede de Asinmet (Asociación de Industriales Metalúrgicos de Mendoza). Habrá tres grupos de trabajo o agendas: petróleo (gas y crudo), minería y energías renovables, de los que podrán participar los representantes de las empresas y dirigentes de cámaras empresarias, como también del Estado y las universidades.  

El titular de la Unión Industrial Mendoza (UIM), Mauricio Badaloni, explicó que el objetivo de esta modalidad de trabajo es identificar situaciones que están dificultando el desarrollo en materia energética en la provincia, para proponer al Estado las modificaciones que permitan darle impulso al sector y generar nuevos negocios. 

El modelo, reconoció Badaloni, fue tomado del Clúster Industrial de Petróleo, Gas Minería de Córdoba, en donde hace cuatro años los industriales de la metalmecánica, que se dedicaban sobre todo a la industria automotriz, se reconvirtieron hacia el petróleo y la minería, en una provincia donde no existen estos recursos naturales.  

La meta es llegar a un documento de consenso para presentar al Ejecutivo provincial y también a los legisladores, con las necesidades que se identifiquen.


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